PARTIDA CANCELADA POR PREVISION DE FUERTES LLUVIAS. 15-09-19
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PARTIDA CANCELADA POR PREVISION DE FUERTES LLUVIAS. 15-09-19
PARTIDA CANCELADA POR PREVISIÓN DE FUERTES LLUVIAS.
Aunque os proporcionamos agua, por favor, traeros camelback o cantimploras. He visto a bastantes jugadores jugar sin ellas, con el peligro que conlleva sufrir un golpe de calor.
Obligatorio el uso de rejilla o protección bucal. El que no quiera llevarla/lo, bajo su responsabilidad.
Leeros las normas de juego de La Granja, como las de otro cualquier campo al que vayáis a jugar. Es una parte importantísima para el buen desarroyo de la partida. Y si tenéis cualquier duda sobre alguna norma, no dudéis en preguntar.
Si algún jugador no puede asistir a la partida, después de estar apuntado, por favor que lo comunique con tiempo.
Cuando os apuntéis a la partida, tanto en el foro,whatssap o facebook, indicad vuestro roll.
Sed puntuales y equiparos rápido, para empezar pronto.
No habrá parón a mitad de la partida. Los parones cortan el ritmo de juego y se pierde mucho tiempo.
Prohibida la entrada al que venga a dejar "la mala baba" en la partida o si viene a un "mata-mata".
Cuando os haga entrega de las misiones por escrito, por favor, leedlas. Luego andáis algunos como gallinas sin cabeza, por todo el campo de juego, preguntando qué hay que hacer. Consultad el escrito entregado. y cualquier duda, preguntad a la organización.
Cualquier pregunta sobre normas o reglas de la partida, no dudéis en exponerlas.
El termómetro marcaba veinte grados bajo cero, y la ventisca no dejaba ver más de cinco metros. El viento golpeaba con fuerza la mampara blindada de la garita de la entrada. El soldado de guardia estaba deseando que pasaran los tres días que le quedaban, para coger el permiso de una semana. Su novia había alquilado una habitación en Miami, junto a la costa. Iba a pasarse todo el día tumbado al sol, y haciéndole el amor a su chica todos los días. Llevaba tres meses en unas instalaciones secretas situadas en Alaska. Eran unos laboratorios con un nivel de bioseguridad 4.
En el interior, cuatro plantas bajo tierra, los doctores Edward y Johnson sudaban bajo sus trajes de protección biológica, a pesar de que estaban refrigerados. Sus motivos tenían. Habían conseguido hacer mutar al virus Ébola en otro virus más sencillo, pero con una estructura perfecta. Lo llamaron Ébola-2. Era doblemente mortal que su predecesor. En cuestión de dos o tres días, los efectos eran mortales en un cien por cien, en todos los primates que habían sido inoculados. Si el virus saliera al exterior, podría provocar una pandemia mundial en cuestión de pocos días. Pero al ser creado por el hombre, también se hizo un antídoto, una vacuna que lo convertía en un simple resfriado.
Primero parecía un rumor, pero poco a poco el sonido de un motor se hacía más perceptible. “¿Quién demonios viene ahora con esta tormenta y encima sin avisar?” pensó el soldado de guardia. Llamó por el interfono a su superior, pero nadie contestaba. “Menuda mierda, esto sigue sin funcionar”. Se puso su traje de protección contra el frío glacial, y salió fuera de la garita para ver qué era lo que se acercaba. Unas siluetas montadas en unas motos de nieve dieron a entender al soldado que eran varios hombres; la ventisca no le dejaba ver bien quienes eran. Cargó su MP-5 cuando vio que dos hombres vestidos totalmente con traje blanco de combate, bajaban de una moto que se detuvo a pocos metros. Iban armados con M-4 y eso fue lo último que vio, antes de que una bala le atravesara las gafas anti-ventisca.
Las dos figuras blancas corrieron hacia la entrada, pasaron por encima del cadáver del joven soldado, cuya sangre oscurecía la inmaculada nieve, y abrieron la verja blindada, apretando el botón de apretura. El resto del grupo tras pasar la verja, se dirigió a la entrada del ascensor que daba acceso a los pisos inferiores. Uno de los asaltantes puso una pequeña carga explosiva en la puerta lisa del ascensor. Tras la explosión, el grupo desconocido abrió la puerta y sacaron unos rollos de cuera de escalar. Descolgaron unas cuerdas por el hueco del ascensor y los siete fantasmas se deslizaron, sin apenas hacer ruido hasta el techo del elevador. Abrieron la trampilla con sumo cuidado y se dejaron caer silenciosamente al interior.
En la planta tercera, el amigo del soldado de la garita observaba la luz que indicaba que la puerta exterior estaba abierta. “¿Qué diablos?” pensó. Los siete montaron sus armas. Uno de ellos sacó una tarjeta que pasó por un lector en el interior del ascensor. La puerta comenzó a abrirse; cuando el guardia vio las figuras que salían de él, fue a apretar el botón de alarma, pero una ráfaga salió de uno de los silenciadores, y una sacudida violenta le tiró de la silla hacia atrás. Los infiltrados se movieron directamente hacia el laboratorio donde estaba el Ébola-2. Todo el que se cruzaba en el camino era eliminado sin miramientos. Primero un sonido sordo, el ruido metálico del casquillo del proyectil al tocar el suelo y el sonido de un cuerpo al caer al suelo. El miembro de cabeza de los asaltantes llegó a la puerta y volvió a pasar la tarjeta sobre otro cajetín de seguridad. Luz verde.
Se pusieron unas máscaras NBQ y entraron en el laboratorio, bloqueando todas las entradas y salidas de éste. Los dos doctores, Edward y Johnson, se quedaron paralizados de la sorpresa. Un encapuchado llevaba dos maletines especiales, y se dirigió a las cámaras donde guardaban el virus y las dosis de la vacuna. Introdujo un código y las puertas se abrieron. Con mucho cuidado metió el recipiente con el virus en un maletín y las dosis de la vacuna en el otro. Los dos doctores permanecían con las manos en alto, dentro de los trajes aislantes, mientras observaban cómo los hombres armados se llevaban su trabajo. Se miraron y Johnson indicó con las cejas el botón de contaminación a su colega Edward. Tenía que evitar a toda costa, que esos hombres se llevaban el virus. Si conseguía dar el botón, el laboratorio quedaría sellado, dando el aviso al pentágono.
Uno de los de los hombres armados vio el gesto. “Quítenselo de la cabeza”, les advirtió. El hombre de los maletines levantó el pulgar, tras meter virus y vacunas en los recipientes especiales. Todos se pusieron en marcha mientras el último seguía apuntando a los dos doctores, y vigilaba los accesos bloqueados. Los guardias del laboratorio estaban intentando abrir las puertas haciendo un puente eléctrico en los cajetines de seguridad de las puestas. Cuando un compañero le avisó de que estaban todos en el ascensor, éste comenzó a andar hacia atrás sin dejar de apuntar, pasada la puerta del laboratorio, cerró de nuevo la puerta, bloqueó el cajetín y dio media vuelta, echando a correr hacia el ascensor. La tormenta helada arreciaba.
Arrancaron las motos de nieve y desaparecieron de la misma manera que llegaron Mientras, el cadáver del soldado de la entrada estaba ya congelado y medio enterrado por un manto blanco. El zumbido de una alarma se ahogaba poco a poco en la ventisca, mientras los asaltantes desaparecían tras una cortina blanca.
Laboratorios Stephen & Clark. A las afueras de Durban. Sudáfrica.
Devisser, director de los laboratorios introdujo su código en el teclado de la puerta, y entró en la zona de máxima seguridad. En la sala de reuniones, siete hombres con aspecto militar estaban esperándole:
---Bienvenidos caballeros--- comenzó a hablar el director.--- Han hecho un trabajo realmente bueno. Todavía los americanos se están preguntado qué ha sucedido. Sus honorarios ya han sido ingresados en sus cuentas. Ahora su labor será la de cuidar que nadie se acerque al laboratorio, mientras preparamos la segunda parte del plan, por supuesto con sus gratificaciones correspondientes, claro.
El jefe de la empresa de seguridad "Blackclaw" era un tipo duro. Luchó en Rodesia, El Congo, Mozambique…Sus casi dos metros y corpulencia atlética, amedrentaba al director, pero sabía que el dinero doblegaba al más grande. Si por algo llegó a ser director de esta empresa, fue por ser despiadado en los negocios, y por no tener miramientos a la hora de quitar de en medio a quien le estorbaba:
---No se preocupe señor, ya he puesto a todos mis hombres en alerta. Tengo patrullas por todo el perímetro y a mis mejores hombres vigilando el virus”. Contestó el jefe Dehaan.
---Eso espero. Tenemos que evitar que los americanos se enteren de que les quitamos el virus. No quiero perder este negocio y menos aún ir a la cárcel. Muy pronto comenzará la fase dos del plan”.
El Pentágono.
--- ¿Se sabe algo del robo del virus?--- preguntó el general Mc Gregor.
---Algo tenemos Señor. --- contestó el mayor Frank. ---Sabemos que ningún grupo terrorista tiene la capacidad de asaltar un laboratorio de un nivel de seguridad tan alto, y menos aún con la profesionalidad que lo hicieron.
---Pues de alguna manera consiguieron los códigos de seguridad e introducirlos en una tarjeta lectora.--- contestó malhumorado el general.
---Creo que sé cómo fue…los que lo hicieron son gente muy buena, dura y preparada para trabajar en cualquier ambiente hostil. Alguien desde dentro probablemente tuviera algún sistema que localizaría, a través de ondas o algo así, el encriptado de seguridad que abre las puertas. Esperaría a que alguien pasara la tarjeta y el aparato registraría los códigos. Luego, los enviaría vía satélite a estos tipos. Los introducirían en una tarjeta “ et voilá” ya podrían entrar.---
--- ¿Así de sencillo?--- preguntó el general. El cabreo iba en aumento.
---Comprenda que para obtener ese sistema, primero han tenido que crearlo con un programa informático muy complejo y ofrecer una fortuna al traidor, pero a grosso modo…sí.--- le explicó el mayor.--- Pero creo que sabemos quiénes han sido. Estamos vigilando a todos los laboratorios que manipulan virus peligrosos de todo el mundo: Rusia, China, Corea de Norte, Irán…y ninguno ha variado su protocolo de seguridad, pero… ---
--- ¡Pero qué. Cojones, no me exaspere!--- contestó de malas maneras el general. Los demás mandos sentados en la sala no pudieron evitar una sonrisa.
---Nuestro localizador puesto en unos de los recipientes de las vacunas, dejó de emitir cerca del sur de África. El departamento que controla las actividades de todos los laboratorios que se dedican a la virología y bacteriología del mundo, nos ha dicho que allí se encuentran los laboratorios Stephen & Clark a las afueras de Durban, junto al Océano Índico, dirigido por un tal Devisser. Un ser por lo visto sin escrúpulos, que tiene comprado al gobierno sudafricano para que pueda manejar a su antojo los precios de las vacunas del sida en el continente, a cambio de un tanto por ciento de las ventas para el gobierno. Y qué casualidad que su seguridad se ha doblado dos días después del robo.--- el mayor Frank cerró la carpeta del dossier del robo mientras se sentaba mirando a sus mandos superiores.
---El robo entonces tiene un motivo. Y mi sospecha es que el virus va a ser vendido al mejor postor.--- contestó el secretario de defensa.--- Hablaré ahora mismo con el presidente. ¿Nos quedan vacunas contra el virus?
---No señor secretario, las pocas vacunas que se habían hecho se las llevaron. Y hacer otras va a llevar su tiempo, debido al complejo proceso de creación.---contestó el general Mc Gregor. El secretario se quedó pensativo.
Tras unos segundos dijo:
---Bien, preparen un grupo de asalto. Tenemos que recuperar el virus y las vacunas antes de que cometan alguna locura con ese virus. Quiero que averigüen también, qué pretenden hacer con el virus y por su puesto quiero a ese tal Devisser aquí para interrogarlo. Hablaré ahora mismo con el presidente para ponerle al corriente y que nos dé luz verde.---
El capitán Smith tenía a todos sus hombres en el punto de reunión. “No he perdido a ninguno en el desembarco” se felicitó. El mar estaba picado y nada más salir del submarino, comenzaron a tener problemas para llegar a la orilla. Casi pierde al sargento Edward al salvar a Sanches que se había enredado en un aparejo de pesca y que las olas lo ocultaban. Tras esconder las lanchas entre los matorrales de la orilla, cerca de un viejo cementerio abandonado, comenzaron una marcha por el terreno pantanoso hasta el perímetro de seguridad de los laboratorios. La operación tenía que ser rápida y limpia y estar de regreso antes de que las autoridades sudafricanas pudieran reaccionar. Todavía el sol no asomaba en el horizonte, pero entre tanta maleza, pasaban desapercibidos hasta para los animales de la zona.
Tras llegar a pocos metros de la alambrada de los laboratorios, reunió a su grupo SEAL en posición defensiva. Llamó a sus dos sargentos:
--- Repasemos la misión. Estamos aquí junto a la valla (Señaló en el mapa). Entraremos al amanecer. El arquitecto que diseñó los laboratorios es americano y ha tenido la gentileza de proporcionarnos los planos de los laboratorios. Una vez dentro del perímetro. Nos dividiremos en dos grupos, Alfa 1 y Alfa 2. Yo iré con Alfa 1 y Edward, tú llevarás Alfa 2. Una cosa muy importante. El virus y las vacunas están en sitios diferentes. Primero tenemos que vacunarnos antes de poder portar el virus. No quiero que ninguno de nosotros nos contagiemos y provoquemos una pandemia de proporciones bíblicas. Pero para entrar donde está el virus y las vacunas tenemos, antes, que visitar al director, para que nos proporcione las claves para entrar. Ahora…en marcha.--- Los dos grupos tomaron diferentes direcciones para cumplir sus misiones.
La emisora del jefe Dehaan comenzó a sonar:
--- Jefe Dehaan, aquí el centro de control de vigilancia.
--- Aquí el jefe Dehaan, adelante.
--- Los sensores de movimiento de la valla de seguridad en la zona suroeste, han hecho saltar la alarma de intrusión”. “Ya están aquí”, pensó. “Seguro que ya están dentro del complejo”. Volvió a apretar el botón de la emisora, y con voz tranquila dijo: “Activa la alarma y manda rápidamente la patrulla de guardia a ese sector. Yo voy a reforzar los edificios de las vacunas y los virus”. Soltó la emisora y reunió a sus seis mejores hombres. “Vosotros venid conmigo. Debemos ir al despacho del director Devisser y evacuarlo.
Seguramente también quieran llevárselo o eliminarlo. Le llevaremos hasta la puerta sur. Allí tenemos los vehículos que nos llevará a Durban. Hanssen vete hasta el centro de comunicaciones y da aviso de las autoridades de Durban de que están asaltando los laboratorios. Debemos entretenerles hasta que lleguen… Y otra cosa, procurad cogerme prisioneros. Cuando los tengáis los lleváis al edificio número 5. Tenemos que saber por dónde huirán y así cortarles la retirada. Menuda publicidad nos dará a nuestra empresa contratista el saber que han detenido a un equipo SEAL. Nos lloverán contratos por todos lados.” El jefe Dehaan comenzó a armarse mientras sus hombres corrían a cumplir sus órdenes.
MISIONES:
NAVY SEALS:
--- Bloquear comunicaciones con el exterior.
--- Localizar y extraer virus y vacunas.
--- Recopilar información sobre planes de venta del virus por parte de los laboratorios.
--- Capturar al director Devisser.
BLACKCLAW:
---Asegurar los recintos del virus y las vacunas.
---Eliminar del sistema informático información comprometedora.
---Proteger al director Devisser hasta su evacuación.
---Eviatar cualquier sabotaje en las instalaciones.
Los detalles de las misiones se darán por escrito, antes del comienzo de la partida.
AFORO: 80 JUGADORES.
JUGADORES:
----------------------------------------------------------------------------------------------
TELÉFONO DE CONTACTO O WHATSSAP:
LOBO:649843623.
La Granja Airsoft
Horario de apertura del campo y cierre: De 09:00 a 14:00.
Precio 12 €
UBICACIÓN: https://www.google.es/maps/@40.1363509,-4.4043175,15z
CÓMO LLEGAR A LA GRANJA: https://www.lagranjaairsoft.com/t2860-como-llegar-a-la-granja
A partir del 1 de Mayo quedan prohibidos totalmente cualquier tipo de granada o similar que tengan carácter pirotécnico, incluidas granadas de humo o con cartucho fulminante.
Normativa de La Granja: https://www.lagranjaairsoft.com/t2-normativa-de-obligado-cumplimiento
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Aunque os proporcionamos agua, por favor, traeros camelback o cantimploras. He visto a bastantes jugadores jugar sin ellas, con el peligro que conlleva sufrir un golpe de calor.
Obligatorio el uso de rejilla o protección bucal. El que no quiera llevarla/lo, bajo su responsabilidad.
Leeros las normas de juego de La Granja, como las de otro cualquier campo al que vayáis a jugar. Es una parte importantísima para el buen desarroyo de la partida. Y si tenéis cualquier duda sobre alguna norma, no dudéis en preguntar.
Si algún jugador no puede asistir a la partida, después de estar apuntado, por favor que lo comunique con tiempo.
Cuando os apuntéis a la partida, tanto en el foro,whatssap o facebook, indicad vuestro roll.
Sed puntuales y equiparos rápido, para empezar pronto.
No habrá parón a mitad de la partida. Los parones cortan el ritmo de juego y se pierde mucho tiempo.
Prohibida la entrada al que venga a dejar "la mala baba" en la partida o si viene a un "mata-mata".
Cuando os haga entrega de las misiones por escrito, por favor, leedlas. Luego andáis algunos como gallinas sin cabeza, por todo el campo de juego, preguntando qué hay que hacer. Consultad el escrito entregado. y cualquier duda, preguntad a la organización.
Cualquier pregunta sobre normas o reglas de la partida, no dudéis en exponerlas.
El termómetro marcaba veinte grados bajo cero, y la ventisca no dejaba ver más de cinco metros. El viento golpeaba con fuerza la mampara blindada de la garita de la entrada. El soldado de guardia estaba deseando que pasaran los tres días que le quedaban, para coger el permiso de una semana. Su novia había alquilado una habitación en Miami, junto a la costa. Iba a pasarse todo el día tumbado al sol, y haciéndole el amor a su chica todos los días. Llevaba tres meses en unas instalaciones secretas situadas en Alaska. Eran unos laboratorios con un nivel de bioseguridad 4.
En el interior, cuatro plantas bajo tierra, los doctores Edward y Johnson sudaban bajo sus trajes de protección biológica, a pesar de que estaban refrigerados. Sus motivos tenían. Habían conseguido hacer mutar al virus Ébola en otro virus más sencillo, pero con una estructura perfecta. Lo llamaron Ébola-2. Era doblemente mortal que su predecesor. En cuestión de dos o tres días, los efectos eran mortales en un cien por cien, en todos los primates que habían sido inoculados. Si el virus saliera al exterior, podría provocar una pandemia mundial en cuestión de pocos días. Pero al ser creado por el hombre, también se hizo un antídoto, una vacuna que lo convertía en un simple resfriado.
Primero parecía un rumor, pero poco a poco el sonido de un motor se hacía más perceptible. “¿Quién demonios viene ahora con esta tormenta y encima sin avisar?” pensó el soldado de guardia. Llamó por el interfono a su superior, pero nadie contestaba. “Menuda mierda, esto sigue sin funcionar”. Se puso su traje de protección contra el frío glacial, y salió fuera de la garita para ver qué era lo que se acercaba. Unas siluetas montadas en unas motos de nieve dieron a entender al soldado que eran varios hombres; la ventisca no le dejaba ver bien quienes eran. Cargó su MP-5 cuando vio que dos hombres vestidos totalmente con traje blanco de combate, bajaban de una moto que se detuvo a pocos metros. Iban armados con M-4 y eso fue lo último que vio, antes de que una bala le atravesara las gafas anti-ventisca.
Las dos figuras blancas corrieron hacia la entrada, pasaron por encima del cadáver del joven soldado, cuya sangre oscurecía la inmaculada nieve, y abrieron la verja blindada, apretando el botón de apretura. El resto del grupo tras pasar la verja, se dirigió a la entrada del ascensor que daba acceso a los pisos inferiores. Uno de los asaltantes puso una pequeña carga explosiva en la puerta lisa del ascensor. Tras la explosión, el grupo desconocido abrió la puerta y sacaron unos rollos de cuera de escalar. Descolgaron unas cuerdas por el hueco del ascensor y los siete fantasmas se deslizaron, sin apenas hacer ruido hasta el techo del elevador. Abrieron la trampilla con sumo cuidado y se dejaron caer silenciosamente al interior.
En la planta tercera, el amigo del soldado de la garita observaba la luz que indicaba que la puerta exterior estaba abierta. “¿Qué diablos?” pensó. Los siete montaron sus armas. Uno de ellos sacó una tarjeta que pasó por un lector en el interior del ascensor. La puerta comenzó a abrirse; cuando el guardia vio las figuras que salían de él, fue a apretar el botón de alarma, pero una ráfaga salió de uno de los silenciadores, y una sacudida violenta le tiró de la silla hacia atrás. Los infiltrados se movieron directamente hacia el laboratorio donde estaba el Ébola-2. Todo el que se cruzaba en el camino era eliminado sin miramientos. Primero un sonido sordo, el ruido metálico del casquillo del proyectil al tocar el suelo y el sonido de un cuerpo al caer al suelo. El miembro de cabeza de los asaltantes llegó a la puerta y volvió a pasar la tarjeta sobre otro cajetín de seguridad. Luz verde.
Se pusieron unas máscaras NBQ y entraron en el laboratorio, bloqueando todas las entradas y salidas de éste. Los dos doctores, Edward y Johnson, se quedaron paralizados de la sorpresa. Un encapuchado llevaba dos maletines especiales, y se dirigió a las cámaras donde guardaban el virus y las dosis de la vacuna. Introdujo un código y las puertas se abrieron. Con mucho cuidado metió el recipiente con el virus en un maletín y las dosis de la vacuna en el otro. Los dos doctores permanecían con las manos en alto, dentro de los trajes aislantes, mientras observaban cómo los hombres armados se llevaban su trabajo. Se miraron y Johnson indicó con las cejas el botón de contaminación a su colega Edward. Tenía que evitar a toda costa, que esos hombres se llevaban el virus. Si conseguía dar el botón, el laboratorio quedaría sellado, dando el aviso al pentágono.
Uno de los de los hombres armados vio el gesto. “Quítenselo de la cabeza”, les advirtió. El hombre de los maletines levantó el pulgar, tras meter virus y vacunas en los recipientes especiales. Todos se pusieron en marcha mientras el último seguía apuntando a los dos doctores, y vigilaba los accesos bloqueados. Los guardias del laboratorio estaban intentando abrir las puertas haciendo un puente eléctrico en los cajetines de seguridad de las puestas. Cuando un compañero le avisó de que estaban todos en el ascensor, éste comenzó a andar hacia atrás sin dejar de apuntar, pasada la puerta del laboratorio, cerró de nuevo la puerta, bloqueó el cajetín y dio media vuelta, echando a correr hacia el ascensor. La tormenta helada arreciaba.
Arrancaron las motos de nieve y desaparecieron de la misma manera que llegaron Mientras, el cadáver del soldado de la entrada estaba ya congelado y medio enterrado por un manto blanco. El zumbido de una alarma se ahogaba poco a poco en la ventisca, mientras los asaltantes desaparecían tras una cortina blanca.
Laboratorios Stephen & Clark. A las afueras de Durban. Sudáfrica.
Devisser, director de los laboratorios introdujo su código en el teclado de la puerta, y entró en la zona de máxima seguridad. En la sala de reuniones, siete hombres con aspecto militar estaban esperándole:
---Bienvenidos caballeros--- comenzó a hablar el director.--- Han hecho un trabajo realmente bueno. Todavía los americanos se están preguntado qué ha sucedido. Sus honorarios ya han sido ingresados en sus cuentas. Ahora su labor será la de cuidar que nadie se acerque al laboratorio, mientras preparamos la segunda parte del plan, por supuesto con sus gratificaciones correspondientes, claro.
El jefe de la empresa de seguridad "Blackclaw" era un tipo duro. Luchó en Rodesia, El Congo, Mozambique…Sus casi dos metros y corpulencia atlética, amedrentaba al director, pero sabía que el dinero doblegaba al más grande. Si por algo llegó a ser director de esta empresa, fue por ser despiadado en los negocios, y por no tener miramientos a la hora de quitar de en medio a quien le estorbaba:
---No se preocupe señor, ya he puesto a todos mis hombres en alerta. Tengo patrullas por todo el perímetro y a mis mejores hombres vigilando el virus”. Contestó el jefe Dehaan.
---Eso espero. Tenemos que evitar que los americanos se enteren de que les quitamos el virus. No quiero perder este negocio y menos aún ir a la cárcel. Muy pronto comenzará la fase dos del plan”.
El Pentágono.
--- ¿Se sabe algo del robo del virus?--- preguntó el general Mc Gregor.
---Algo tenemos Señor. --- contestó el mayor Frank. ---Sabemos que ningún grupo terrorista tiene la capacidad de asaltar un laboratorio de un nivel de seguridad tan alto, y menos aún con la profesionalidad que lo hicieron.
---Pues de alguna manera consiguieron los códigos de seguridad e introducirlos en una tarjeta lectora.--- contestó malhumorado el general.
---Creo que sé cómo fue…los que lo hicieron son gente muy buena, dura y preparada para trabajar en cualquier ambiente hostil. Alguien desde dentro probablemente tuviera algún sistema que localizaría, a través de ondas o algo así, el encriptado de seguridad que abre las puertas. Esperaría a que alguien pasara la tarjeta y el aparato registraría los códigos. Luego, los enviaría vía satélite a estos tipos. Los introducirían en una tarjeta “ et voilá” ya podrían entrar.---
--- ¿Así de sencillo?--- preguntó el general. El cabreo iba en aumento.
---Comprenda que para obtener ese sistema, primero han tenido que crearlo con un programa informático muy complejo y ofrecer una fortuna al traidor, pero a grosso modo…sí.--- le explicó el mayor.--- Pero creo que sabemos quiénes han sido. Estamos vigilando a todos los laboratorios que manipulan virus peligrosos de todo el mundo: Rusia, China, Corea de Norte, Irán…y ninguno ha variado su protocolo de seguridad, pero… ---
--- ¡Pero qué. Cojones, no me exaspere!--- contestó de malas maneras el general. Los demás mandos sentados en la sala no pudieron evitar una sonrisa.
---Nuestro localizador puesto en unos de los recipientes de las vacunas, dejó de emitir cerca del sur de África. El departamento que controla las actividades de todos los laboratorios que se dedican a la virología y bacteriología del mundo, nos ha dicho que allí se encuentran los laboratorios Stephen & Clark a las afueras de Durban, junto al Océano Índico, dirigido por un tal Devisser. Un ser por lo visto sin escrúpulos, que tiene comprado al gobierno sudafricano para que pueda manejar a su antojo los precios de las vacunas del sida en el continente, a cambio de un tanto por ciento de las ventas para el gobierno. Y qué casualidad que su seguridad se ha doblado dos días después del robo.--- el mayor Frank cerró la carpeta del dossier del robo mientras se sentaba mirando a sus mandos superiores.
---El robo entonces tiene un motivo. Y mi sospecha es que el virus va a ser vendido al mejor postor.--- contestó el secretario de defensa.--- Hablaré ahora mismo con el presidente. ¿Nos quedan vacunas contra el virus?
---No señor secretario, las pocas vacunas que se habían hecho se las llevaron. Y hacer otras va a llevar su tiempo, debido al complejo proceso de creación.---contestó el general Mc Gregor. El secretario se quedó pensativo.
Tras unos segundos dijo:
---Bien, preparen un grupo de asalto. Tenemos que recuperar el virus y las vacunas antes de que cometan alguna locura con ese virus. Quiero que averigüen también, qué pretenden hacer con el virus y por su puesto quiero a ese tal Devisser aquí para interrogarlo. Hablaré ahora mismo con el presidente para ponerle al corriente y que nos dé luz verde.---
El capitán Smith tenía a todos sus hombres en el punto de reunión. “No he perdido a ninguno en el desembarco” se felicitó. El mar estaba picado y nada más salir del submarino, comenzaron a tener problemas para llegar a la orilla. Casi pierde al sargento Edward al salvar a Sanches que se había enredado en un aparejo de pesca y que las olas lo ocultaban. Tras esconder las lanchas entre los matorrales de la orilla, cerca de un viejo cementerio abandonado, comenzaron una marcha por el terreno pantanoso hasta el perímetro de seguridad de los laboratorios. La operación tenía que ser rápida y limpia y estar de regreso antes de que las autoridades sudafricanas pudieran reaccionar. Todavía el sol no asomaba en el horizonte, pero entre tanta maleza, pasaban desapercibidos hasta para los animales de la zona.
Tras llegar a pocos metros de la alambrada de los laboratorios, reunió a su grupo SEAL en posición defensiva. Llamó a sus dos sargentos:
--- Repasemos la misión. Estamos aquí junto a la valla (Señaló en el mapa). Entraremos al amanecer. El arquitecto que diseñó los laboratorios es americano y ha tenido la gentileza de proporcionarnos los planos de los laboratorios. Una vez dentro del perímetro. Nos dividiremos en dos grupos, Alfa 1 y Alfa 2. Yo iré con Alfa 1 y Edward, tú llevarás Alfa 2. Una cosa muy importante. El virus y las vacunas están en sitios diferentes. Primero tenemos que vacunarnos antes de poder portar el virus. No quiero que ninguno de nosotros nos contagiemos y provoquemos una pandemia de proporciones bíblicas. Pero para entrar donde está el virus y las vacunas tenemos, antes, que visitar al director, para que nos proporcione las claves para entrar. Ahora…en marcha.--- Los dos grupos tomaron diferentes direcciones para cumplir sus misiones.
La emisora del jefe Dehaan comenzó a sonar:
--- Jefe Dehaan, aquí el centro de control de vigilancia.
--- Aquí el jefe Dehaan, adelante.
--- Los sensores de movimiento de la valla de seguridad en la zona suroeste, han hecho saltar la alarma de intrusión”. “Ya están aquí”, pensó. “Seguro que ya están dentro del complejo”. Volvió a apretar el botón de la emisora, y con voz tranquila dijo: “Activa la alarma y manda rápidamente la patrulla de guardia a ese sector. Yo voy a reforzar los edificios de las vacunas y los virus”. Soltó la emisora y reunió a sus seis mejores hombres. “Vosotros venid conmigo. Debemos ir al despacho del director Devisser y evacuarlo.
Seguramente también quieran llevárselo o eliminarlo. Le llevaremos hasta la puerta sur. Allí tenemos los vehículos que nos llevará a Durban. Hanssen vete hasta el centro de comunicaciones y da aviso de las autoridades de Durban de que están asaltando los laboratorios. Debemos entretenerles hasta que lleguen… Y otra cosa, procurad cogerme prisioneros. Cuando los tengáis los lleváis al edificio número 5. Tenemos que saber por dónde huirán y así cortarles la retirada. Menuda publicidad nos dará a nuestra empresa contratista el saber que han detenido a un equipo SEAL. Nos lloverán contratos por todos lados.” El jefe Dehaan comenzó a armarse mientras sus hombres corrían a cumplir sus órdenes.
MISIONES:
NAVY SEALS:
--- Bloquear comunicaciones con el exterior.
--- Localizar y extraer virus y vacunas.
--- Recopilar información sobre planes de venta del virus por parte de los laboratorios.
--- Capturar al director Devisser.
BLACKCLAW:
---Asegurar los recintos del virus y las vacunas.
---Eliminar del sistema informático información comprometedora.
---Proteger al director Devisser hasta su evacuación.
---Eviatar cualquier sabotaje en las instalaciones.
Los detalles de las misiones se darán por escrito, antes del comienzo de la partida.
AFORO: 80 JUGADORES.
JUGADORES:
- Sergi. Fusilero.
- Zeus. Fusilero.
- Chacal. Fusilero.
- Jorge. Fusilero.
- Gako. Fusiero.
- Alex007. Francotirador.
- Arapajoe. Fusilero.
- Carlos. Fusilero.
- Maverick. Fusilero.
- Trooper. Fusilero.
- Guerrero. Fusilero.
- Melero. Fusilero.
- Agus. Fusilero.
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TELÉFONO DE CONTACTO O WHATSSAP:
LOBO:649843623.
La Granja Airsoft
Horario de apertura del campo y cierre: De 09:00 a 14:00.
Precio 12 €
UBICACIÓN: https://www.google.es/maps/@40.1363509,-4.4043175,15z
CÓMO LLEGAR A LA GRANJA: https://www.lagranjaairsoft.com/t2860-como-llegar-a-la-granja
A partir del 1 de Mayo quedan prohibidos totalmente cualquier tipo de granada o similar que tengan carácter pirotécnico, incluidas granadas de humo o con cartucho fulminante.
Normativa de La Granja: https://www.lagranjaairsoft.com/t2-normativa-de-obligado-cumplimiento
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Re: PARTIDA CANCELADA POR PREVISION DE FUERTES LLUVIAS. 15-09-19
Abrimos lista con siete jugadores .
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Re: PARTIDA CANCELADA POR PREVISION DE FUERTES LLUVIAS. 15-09-19
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